21/09/2012 - Una dulce muerte
En nuestro mundo actual, existe una palabra nueva que
aterra, que hace que tiemblen todas nuestras más sólidas convicciones, que se
hundan todas nuestras esperanzas de vida y de felicidad, que nos hace
incrédulos en Dios y en la fe cristiana, desagradecidos con la madre naturaleza
y consigue que nos revelemos al destino, que perdamos la confianza en todo y en
todos. Nuestra moral se tambalea, nuestro carácter se agria y todo se nos viene
abajo solo de oír su nombre. Nadie se atreve a pronunciarlo nunca. Para
nada. Solo oírlo produce un desagradable escalofrío. Impacta, impone, inflige.
Nos humilla, y nos puede desde todos los frentes, aunque a veces parece utilizar, una delicadeza y unas maneras completamente ajenas a sus propósitos. A su meta final. Al cumplimiento de su desafortunado trabajo, de su mayor dedicación, no hay que fiarse si viene disfrazada y sin su guadaña, porqué no tarda mucho en sacarla y enseñar a todos su furibundo poder. Su tenebroso objetivo: Llevarse con ella al desgraciado/da de turno.
Esto no parece la muerte dulce que asola, pero si que lo es. Seguro. Porque el que padece Alzheimer, no llega nunca a saber que esta condenado sin remisión, y si lo sabe no lo puede asimilar, ni comprende ni se pregunta el porque va a irse poco a poco, sin prisa pero sin pausa. Irremediablemente, sin sufrimiento, cada día un poco más a la orilla, un paso más hacia el precipicio, para mayor desesperación de sus seres queridos.
Pero el protagonista se va apagando como una vela prendida. En silencio, lentamente... tenuemente... dulcemente...
Nos humilla, y nos puede desde todos los frentes, aunque a veces parece utilizar, una delicadeza y unas maneras completamente ajenas a sus propósitos. A su meta final. Al cumplimiento de su desafortunado trabajo, de su mayor dedicación, no hay que fiarse si viene disfrazada y sin su guadaña, porqué no tarda mucho en sacarla y enseñar a todos su furibundo poder. Su tenebroso objetivo: Llevarse con ella al desgraciado/da de turno.
Esto no parece la muerte dulce que asola, pero si que lo es. Seguro. Porque el que padece Alzheimer, no llega nunca a saber que esta condenado sin remisión, y si lo sabe no lo puede asimilar, ni comprende ni se pregunta el porque va a irse poco a poco, sin prisa pero sin pausa. Irremediablemente, sin sufrimiento, cada día un poco más a la orilla, un paso más hacia el precipicio, para mayor desesperación de sus seres queridos.
Pero el protagonista se va apagando como una vela prendida. En silencio, lentamente... tenuemente... dulcemente...
Buen texto Montserrat y terrible enfermedad. Como bien escribes, esta si que es una auténtica y real "muerte dulce". Lo has descrito muy bien y te estoy muy agradecido por haberlo enviado para las crónicas.
ResponderEliminarUn abrazo grande
Hola Montserrat!
ResponderEliminarTerriblemente triste tu texto por real;una muerte "dulce" para el que se va pero muy amarga para los que día a día le ven alejarse...
Un beso.
Amiga Montserrat.
ResponderEliminarA veces la muerte es más dura para los que se quedan que para quien la ve venir.
Depende de las convicciones o de la esperanza.
Las personas con alzheimer, pobrecitas, tambien quizá es más duro para los que están a su lado, pues ellas como bien dices no se dan cuenta.
Te felicito por este escrito tan bien relatado de una cruda realidad.
Besos, Montserrat LLagostera
Como va marchitándose una flor. Es estremecedor tu relato, porque como bien dices, ni siquiera se le quiere mencionar por su nombre. Ha de ser muy triste ver a alguien en ese proceso de deterioro hasta convertirse en nada.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo Monstserrat compartido con el director de este proyecto colectivo, nuestro amigo J. Vte.
Querido amigo Vicente: ha sido un verdero lujo, colaborar contigo en estas crónicas.Siempre qeu tengas un espacio abierto como este, colaboraré con gusto, si esta a la medida de mi posibilidades.
ResponderEliminarHas encontrado la iimagen perfecta para el tema. Gracias por todo amigo. Un abrazo muy muy grande.
Teresa Oteo:Ralmente amiga mia, es un tema muy duro. Quizas el que más. Porque nos decubre no solamnte la muerte, sino que nos he comprender la fragilidad de la vida humana y el increible deterioro a que puede llegar.
ResponderEliminarGracias por tu comentario.
Si Montserrat Llagostera la muerte siempre es mas dura par el que se va, porque el que se queda tiene tiempo, para llorar y para reponerse,por muy triste que esté.
ResponderEliminarPero el que marcha, ya se le acabó todo. Así que yo compadezco siempre al muerto.
Gracias por comentar amiga mia. Un beso.
Un texto muy profundo, que hace pensar y valorar la vida. No le damos importancia a la buena salud hasta que la perdemos, y esa enfermedad es tan triste, tan agobiante para el que la padece y todos los que rodean a ese ser que, es verdad, se apaga de a poquito.
ResponderEliminarUn abrazo.
Ay Montserrat, es la enfermedad del siglo XXI, desconocida todavía...tu realto es emotivo...la enfermedad triste...muy triste
ResponderEliminarPetons
Sara O.Durán. realmente es una enfermedad espantosa, que la padecen todos los seres queridos. Habra que confiar en que la ciencia ayude a encontrar, algún tipo de solución, o para ayudar al decrecimiento y reducir su espeluznante proceso y desarrollo posterior.
ResponderEliminarGrcacias por tu comentario.
Hola Sindel: Hablando de esta enfermedad todo texto ha e ser necesariamente, profundo. No valen frivolidades. es muy doloroso su proceso, y demasiado duro su final.
ResponderEliminarGracias amiga por tus palabras.
Hola Teresa. Creo que tienes razón. Yo también diría que es al enfermedad del siglo XXI, porque se lleva con bastante dificultad y retraso su estudio. Mejor dicho:los científicos a pesar de sus muchos esfuerzos no dan con la clave de su aparición, ni el cuando ni el porqué. Y esto es lo mas grave de todo. Gracias por tu comentario. Un beso.
ResponderEliminarUn texto de intensidad muy emotiva, un tema que a todos y todas nos atañe, lo único que tenemos cierto.
ResponderEliminarLa dulce muerte de la vela que temblorosa, poco a poco se apaga sin ser consciente de su muerte ¿es así la muerte del enfermo de Alzheimer? Ojalá, pero la muerte me parece una experiencia absolutamente íntima, personal, casi imposible "saber o conocer" cómo es para cada cual.
Muerte rápida de un balazo en la guerra, tampoco pudo el muchacho experimentarla, la temió ¿la vió venir?
Pasé por la vivencia de una enferma con esa dolencia, se extinguió sin despertarse de su no ser, eso creo, pero...Los que están a su lado, esos, sufren lentamente, sin esperanzas, a ellos mi homenaje más cariñoso.
Besitos, petons.
Estimada Natalia Tàrraco. que poco sabemos de la muerte, querida amiga.Y es que además tampoco nos interesa lo mas mínimo.Y hablar de esta enfermedad tan terrible ya es como hablar de ella. Yo creo que se la puede llamar dulce, aunque nadie lo se sepa ciencia cierta. Pero su semblante refleja serenidad y paz, en el momento del traspaso.
ResponderEliminarMuchas gracias por hacernos saber tu opinión, que por supuesto tengo mucho en cuenta
También te mando unos abrazos.
Montserrat, me gusta tu participación en esta genial idea del amigo Jose Vte.
ResponderEliminarEl tema delicado que tratas es un tema que me sensibiliza, pues me ocasiona un gran temor, y más cuando tal vez por edad, se empiezan a tener más agudizados, los signos de falta de memoria. Pero la vida es lo que manda y a veces se tiene lo que no se quiere.
Recibe mi saludo
Anna J R
Por supuesto Anna, que en la vida no se tiene casi nunca, aquello que uno/a desea. Pero por encima de todo, lo que nunca se espera,es que te llegue una enfermedad como esta.
ResponderEliminarPor esto la describo tal y como pienso que és. Funesta, horrible y tremenda, se mire como se mire. Comprendo el temor, y la delicadeza con que se ha de tratar el tema, pero tampoco hemos de maquillar, la triste realidad.
Te mando un abrazo muy grande, amiga mia