miércoles, 17 de octubre de 2012

09/12/2012 - El antídoto




             09/12/2012 - El antídoto






Después de haber perdido a toda su familia por la muerte dulce, se había atrincherado en su laboratorio para encontrar el antídoto contra ese maldito virus que estaba asolando al mundo entero.  Algunos de sus colegas lo habían acompañado un tiempo, pero todos habían ido contrayendo la enfermedad y se había quedado completamente solo. 

No recordaba cuando había sido la última vez que había dormido profundamente. Se pasaba el día entero con la mirada pegada al microscopio, probando con distintos métodos para encontrar la cura. 

Unos días antes le  había tomado muestras de sangre a su último compañero, antes de que falleciera. Estudió cada movimiento, cada transformación celular, segundo a segundo y logró llegar a conclusiones bastante positivas. Pero le faltaba un paso más, solamente uno para detenerlo. Tenía que tomar la muestra en el momento exacto en que comenzaban los cosquilleos, unos segundos después ya sería tarde. Según sus conclusiones ese era el punto donde se generarían los anticuerpos que detendrían la expansión del virus al tejido celular. 

Sabía que iba a tener poco tiempo, pero ya había preparado el frasco de vidrio esterilizado con la posible vacuna y un informe sobre los presuntos resultados y el momento en el que había que aplicarla. Lo único que le faltaba era comenzar a sentir él mismo los cosquilleos para confirmar su teoría.

Se preparó un café para mantenerse alerta y se sentó frente al microscopio una vez más.

De repente empezó a sentir que se le dormían los pies, como pudo se levantó, tomó una jeringa y se extrajo varios tubos de sangre. Puso una nueva muestra en el microscopio y le colocó las gotas de antídoto que había preparado para inmunizarlo. El virus VHM-07 no le hizo caso, siguió en expansión.
La desolación se adueño de su alma que ya había perdido toda esperanza. El dolor en el pecho se le había vuelto insoportable. Dándose por vencido se recostó en la silla y se adormeció.

Cuando volvió a abrir los ojos,  una hora después, su cuerpo estaba casi paralizado. A rastras se inclinó en la silla y se asomó a mirar el microscopio por última vez.  El virus se había quedado inmóvil, atrapado y estaba reduciendo su tamaño. 
Había encontrado la cura, la vacuna que había preparado tenía que aplicarse en el momento exacto de los cosquilleos y el virus después de una hora de resistencia al fin se detenía. Eso era todo… Pero ya era tarde…

…Un sabor dulce le inundó la boca y el frasco de vidrio que había intentado alcanzar se resbaló de sus manos, ya casi inertes, haciéndose trizas y desparramando toda la solución que contenía sobre el informe que había dejado escrito.


Aportación de Sindel Avefénix del blog Palabras de Sindel

 

14 comentarios:

  1. Buen relato Sindel, con un buen suspense. Esta vez ha estado muy cerca de conseguirse un vacuna, pero la fatalidad muchas veces juega en nuestra contra, en esta ocasión jugó en contra de la humanidad.
    Me gustó mucho, queda de diez.

    Muchas gracias de nuevo.

    Un abrazo

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    1. Gracias José, me había quedado con ganas de más después de mi primer aporte y salió esto, un poco diferente pero me gustó la idea de una posible esperanza, aunque luego se haya perdido.
      Un abrazo enorme y gracias a vos por esta oportunidad!!!

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  2. !Qué triste! hasta el final el científico ejerce su oficio, la curiosidad, batallar...pero, qué hubiera conseguido con ese antídoto, él solo en el planeta.
    Casi mejor la muerte dulce que la soledad aterradora.
    Magnífico e intrigante hasta el final, lo dominas, Sindel amiga mía.
    Felicitaciones y a José por esta fructífera idea, besitos.

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    1. Gracias Natalia, creo que tenía la esperanza de que alguien encontrará el bendito antídoto, pero finalmente ni rastros quedaron de él ni su labor.
      Un besote enorme.

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  3. Me sugiere este relato aquellas palabras de Amado Nervo: "nunca te lamentes, no de haber hecho una cosa, SI de no haberlo intentado..", lastima que en esta situación tan deseperada y laboriosa no hubiera conseguido su merecido.

    Recibe mis saludos.
    Anna J R

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    1. Muy buena frase la que citas, y es así, luchar hasta que nos queden fuerzas, lo último que se pierde es la esperanza... Al menos se fue sabiendo que dio todo lo que tenía para salvar a la humanidad aunque no haya funcionado.
      Un abrazo para vos Anna.

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  4. Qué nervios y qué angustia! Estuvo muy cerca... lástima, pero la suerte y las circunstancias también juegan...
    Muy buen relato Sindel!
    Besos.

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    1. Gracias Tere, se ve que en esta historia las esperanzas son vanas, habrá que ver que más sucede en el medio de tanta revuelta.
      Un beso enorme.

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  5. Mantiene hasta el final el suspense...lástima que no lo consiga...pero la realidad ya suele ser asi...

    Besos

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    1. Gracias por tus palabras, me alegra que te haya mantenido alerta hasta el final, ojalá la próxima pueda ser algo más feliz.
      Un abrazo enorme.

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  6. Me ha gustado mucho tu relato Sindel, vaya como todos los tuyos. Dominas el suspense y sabes muy bien, hacer que el lector se intrigue al máximo.
    El final muy en esta línea. Yo no me esperaba otra cosa.
    Un saludo muy cordial.

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    1. Gracias Montserrat, tus palabras son alentadoras. Me pone feliz que te haya agradado y mantenido en suspenso.
      Un abrazo enorme.

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  7. Buen relato Sindel, menos mal que no descubrió la vacuna, se hubiera ido al traste el proyecto de nuestro amigo Jose Vte. en fin sigue escribiendo lo bordas.

    saludos

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    1. Hola Julián, muchas gracias por tu comentario. Es cierto no se puede arruinar semejante final así que mejor que se rompió el frasco no?
      Un abrazo.

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