jueves, 19 de julio de 2012

07/11/2012 - El sobre secreto



Los jueves relato: La curiosidad...


      07/11/2012 - El sobre secreto



 



Nos conocemos desde hace más de quince años, el tiempo que llevamos trabajando juntos. Él, Emil, es… mejor dicho… era mi jefe, yo, su fiel empleado. Nada más. La realidad más evidente es que, a pesar de los años trascurridos, apenas nos conocemos. Todos estos años nos hemos tratado con corrección y respeto, pero sin ningún atisbo de amistad que pudiera romper la relación laboral. Emil siempre lo dejó bien claro desde el principio y así lo mantuvo siempre. 

El ejemplo más claro de la falta de confianza entre nosotros se ha dado durante los últimos meses. Todos los días Emil abría la caja fuerte que se encuentra en su despacho y, tras recoger el sobre que había colocado el día anterior, colocaba uno nuevo. Al principio era de vez en cuando, pero pronto fue a diario. Así todos los días, sin faltar ninguno, recogía el viejo, lo destruía  y depositaba el nuevo, lo curioso es que no siempre lo llevaba él encima, a veces lo traían y otras salían misteriosamente de algún cajón. Al principio no le di importancia, me parecía el juego absurdo de un viejo inútil, pero con el discurrir de las semanas, y al ver que el continuo cambio de sobres no cesaba, empecé a pensar que algún gran secreto se traía entre manos. Pensé en amantes y en sobres de dinero negro, también que quizás querría despedirme y estaba recopilando nombres de candidatos, pero rápidamente lo fui descartando todo, nada de aquello tenía sentido. Esos sobres secretos tenían que contener algo muy importante y sin duda ilegal. Nuestra pequeña empresa se dedicaba a la coordinación de transporte logístico entre países. Si, algo de eso debería de ser. La cuestión es que poco a poco se fue apoderando de mí una enorme curiosidad, que yo mismo sentía que se estaba convirtiendo en patológica. Nunca le pregunté directamente por el contenido de esos sobres, Emil era muy estricto en este asunto y no me hubiera permitido semejante intromisión en su privacidad. Más de una vez me lo había dejado bien claro, pero mi intriga iba más y más en aumento y ya era algo que difícilmente podía controlar.

Cuando al poco tiempo se empezó a rumorear que una siniestra plaga en forma de virus se extendía inexorablemente por el planeta, llegué a la conclusión de que en esos sobres estaría la clave de la enfermedad, y quizás de la curación. Busqué las mil y una formas de hacerme con la combinación de la caja fuerte. Le espiaba, intentaba ver el movimiento de sus dedos al pulsar las teclas, aprovechando sus ausencias probé cientos de combinaciones, pero todo fue inútil. Finalmente tuve claro que únicamente me quedaba una solución.
Ahora Emil esta sentado en la silla de su despacho, el cuerpo reposa inclinado sobre su mesa y encima de sus brazos se acomoda su cabeza, pareciera que ha decidido tomarse un descanso, pero en realidad está muerto, un hilillo de sangre resbala desde su sien hasta el suelo y un gran charco ha empezado a formarse inundando parte del suelo.

Rápidamente me puse manos a la obra. Tenía que hacerme con la combinación y acceder al sobre como fuera. Busqué por toda la oficina, en cajones y armarios, entre los libros, incluso entre sus propias ropas algo que me diera alguna pista sobre la clave, pero todo fue inútil. La impaciencia y la intriga me consumían, entonces recordé esos chismes de láser verde que permiten ver las huellas marcadas. Busqué por toda la ciudad alguna tienda que los tuviera. La ventaja de vivir en una ciudad fantasma y devastada era que todos los comercios estaban accesibles para coger todo lo que uno quisiera, la desventaja consistía en que yo no era ningún experto en cuestiones tecnológicas y prácticamente no había nadie a quien preguntar. Finalmente lo encontré. Al pasarlo por la tableta de dígitos de la caja comprobé con horror que todas las teclas estaban marcadas casi por igual. El despreciable de Emil probablemente cambiaba la cifra cada poco. Creí morirme, pero me negué a desistir. En la combinación de esos números estaba sin duda la clave y el acceso al conocimiento para la curación de la Muerte Dulce.

Empezando por el número 1 y de manera metódica y ordenada empecé a probar combinaciones posibles. Ahora llevo treinta y dos horas probando infinidad de variantes numéricas. No he comido, ni he dormido, tengo los dedos entumecidos y la cabeza embotada, pero ahora ya es algo más que paranoica curiosidad, ahora me va en ello la vida, hace más de quince horas que he comenzado a tener los síntomas que llevan a la inevitable muerte dulce. El cosquilleo en manos y pies empiezan a ser casi insoportables... ¡Un momento!, ¡he escuchado un clic! Si… la caja por fin se ha abierto, río a carcajadas entre saltos de alegría, estoy tan frenético que a punto estoy de resbalarme con el charco de sangre que inunda la habitación, pero lo conseguí y eso es lo que importa. ¡Ahora si que estoy seguro de que me voy a curar! Miro entre la enorme pila de folios llenos de números la anotación de la combinación que la ha abierto: 7,2,9,6,3... ¡¡¡no me lo puedo creer!!! el muy canalla no tuvo mejor idea que colocar la fecha de mi propio nacimiento. Ahora más que nunca, me alegro de que esté muerto. ¡Que se joda!, no se merecía otra cosa.

Con cuidado, el que me permiten mis temblorosas manos, cojo el sobre y, con toda la meticulosidad de que soy capaz, lo abro. El corazón parece que me va a estallar, pero aun me quedan ocho horas para que eso ocurra y quizás la solución la tenga en mis propias manos.
Abro el sobre. En su interior hay únicamente una hoja, está escrita de puño y letra por Emil, dando un profundo suspiro empiezo a leer:

“¡Diantres Dominic, te ha costado! Si estás leyendo esta carta significa que finalmente has conseguido abrir la caja fuerte y que yo estoy muerto. Como es improbable que haya sido a consecuencia del virus de la muerte dulce, eso significa que tú mismo me has matado. No te preocupes, lo esperaba. Hace ya varias semanas que el sobre que coloco tiene este mismo mensaje. El otro, el que de verdad te interesa, ese que te hace rumiar despierto, ese que te está consumiendo de dudas, ese que piensas que te puede ayudar a librarte de la plaga mortal. Ese sobre hace ya varias semanas que dejé de colocarlo aquí. Ya no era necesario. Fue el mismo día que me diagnosticaron un cáncer de hueso que acabará conmigo de una manera dolorosa en cuestión de meses. Pronto no habrá ni médicos ni nadie que me ayude a aliviarlos. Por eso, consciente de tu estupidez y de tu avaricia, me inventé este juego del sobre, sabiendo que tarde o temprano te dejarías llevar por tu intrigante curiosidad y acabarías conmigo.
Sin duda nos veremos en muy poco tiempo. Si es en la Puerta de San Pedro nos saludaremos como viejos conocidos y lo celebraremos, si es en la entrada del Infierno, maldeciremos nuestro destino. Pero si nuestros caminos son los opuestos, veré la manera de mandarte un querubín o algún ángel de la oscuridad para que te de conocimiento del contenido real del sobre que tanto te ha intrigado todas estas semanas. Si nada de todo esto existe… lo siento mucho por ti. Adiós Dominic”

Emil Hubs

Ahora, sentado aquí en el frío suelo y con la carta estrujada entre mis manos, sólo espero el final. Únicamente tengo un deseo, que no exista un después. No podría soportar su risa por toda la eternidad.

Más historias llenas de curiosidad en casa de Tere

19 comentarios:

  1. Hola amigo Vicente: Estoy viendo que tu solito te bastas y te sobras para, escribir impresionantes relatos de LA MUERTE DULCE. De veras, te lo digo. me sorprendes cada día, con tus textos, impecablemente escritos y de originales temas. Te felicito muy cordialmente, y te mando una abrazo

    ResponderEliminar
  2. Hola José Vte, vaya, me ha encantado, curiosidad e intriga hasta el final. Es buenísimo, a mí me encantan las novelas y las pelis policíacas y de intriga, crecí leyendo a Agatha Christie, tengo todos sus libros,de hecho escribí un relato el otro día que pretende ser un pequeño homenaje a ella y sus diez negritos.
    Me ha gustado mucho leerte.
    Gracias por curiosear conmigo.
    Un beso enorme.

    ResponderEliminar
  3. Vuelto a leer mi opinión no ha cambiado: Genial!!!
    Gracias de nuevo y más besos.

    ResponderEliminar
  4. Que buen relato.
    La intriga, esa curiosidad que va creciendo hasta desquiciarse.
    El texto te atrapa y te adentra hasta el final.

    Me encanto.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  5. Realmente fantástico. Una intrigante historia muy bien narrada, como siempre lo haces.
    Un buen final con ese toque de humor..."no podría soportar su risa por toda la eternidad".
    Un beso.

    ResponderEliminar
  6. Aún siento más miedo de Emil que de la curiosidad del propio Dominic. Tal vez el deseo de conocer y saber más sobre la muerte misteriosa ha sido del asunto que más se ha investigado y se explora actualmente, intentando superarla encontrando la solución y el alivio al dolor y sufrimiento que produce, sobre todo en los demás. Siempre es un placer leerte José V., me gustó mucho este relato.

    Un abrazo

    ResponderEliminar
  7. Me ha encantado tu relato. Intriga y tensión desde el principio hasta ese genial final inesperado. Un placer leerte en una crónica más de la muerte dulce.
    Un fuerte abrazo.

    ResponderEliminar
  8. Introduces el tema propuesto este jueves en las crónicas, buena mezcla. Intriga, suspense y mucha curiosidad de por medio. No se cual de los dos protagonistas es más temible.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  9. ya dicen que la avaricia rompe el saco. Desde luego que se la dio con queso.
    Una historia que te atrapa de principio a fin.
    Un abrazo

    ResponderEliminar
  10. Excelente relato José Vicente, donde se ponen de manifiesto varias de esas actitudes humanas que a veces llevan a finales poco queribles. La curiosidad, la desconfianza, la venganza, el engaño, el tratar de obtener respuestas al costo que sea... en fin, no paro de encontrar palabras para definir tantos sentimientos que bien se guardan en esta historia. Destinos predecibles, destinos inesperados...
    Un gusto leerte!
    Besos: Gaby*

    ResponderEliminar
  11. Wommm !!!
    vaya historia, que relato me ha impresionado...
    curiosidad, avaricia, desconfianza... todo tipo de actitudes que los seres humanos tenemos y el cual nos hace ver el lado más oscuro de nosotros mismos frente a los demás... EXCELENTE RELATO !!! de seguro que la curiosidad puede sacar tanto lo mejor o lo peor de nosotros eeeee !!!!!

    ResponderEliminar
  12. Wommm !!!
    vaya historia, que relato me ha impresionado...
    curiosidad, avaricia, desconfianza... todo tipo de actitudes que los seres humanos tenemos y el cual nos hace ver el lado más oscuro de nosotros mismos frente a los demás... EXCELENTE RELATO !!! de seguro que la curiosidad puede sacar tanto lo mejor o lo peor de nosotros eeeee !!!!!

    ResponderEliminar
  13. José no me queda otra cosa más que felicitarte!!! Tu forma de escribir es una maravilla, se nota que sos un escritor con todas las letras y dones que hay que tener.
    La historia es impecable, se deja leer con ganas, y llena al lector de ansiedades, se vive la escena, es genial!!! La verdad me sorprendiste con el enfoque que le diste al tema de este jueves, y con este tremendo relato.
    Un abrazo enorme!!!

    ResponderEliminar
  14. Impresionante historia, es un secreto dentro de otro secreto y cosas sin develar sin dudas. Un gran enigma para cualquier lector que da alas a la imaginación y a conjeturar posibles palabras dentro de sobres lacrados. Excelente aporte, saludos

    ResponderEliminar
  15. Hola José Vte.
    He leído este fantástico relato a las 7 de la mañana de hoy lunes 23 de julio.
    He estado unos días fuera.
    Me ha gustado, a veces la curiosidad tiene malas consecuencias, lo has plasmado muy bien.
    Te mando un abrazo, Montserrat

    ResponderEliminar
  16. Me gusta mucho este relato Jose Vte. que tiene tanto de siniestro y atrapante, sin dudas ha atrapado a tu protagonista en un laberinto de curiosidad mortal, el desenlace es brillante.
    Abrazo

    ResponderEliminar
  17. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  18. Me ha gustado mucho tu relato, no podía parar de leerlo y el final me ha sorprendido muy gratamente, no lo esperaba.
    Hace tiempo que no entraba e intentaré ponerme más o menos al día en cuanto pueda.
    Saludos a todos.

    ResponderEliminar
  19. En tu cabeza anida mucha curiosidad como para escribir un relato tan atrapante, como ese sobre que todos los días aparece.
    Me hiciste acordar de esa frase "es un caza curiosos". Y vaya si supo cazarlo.

    Un disfrute leerte, amigo.

    (Estoy saboreando DESPERTARES con lentitud, tratando de captar la esencia y guardarmela en el alma)

    besos

    ResponderEliminar

Puedes hacer tu comentario libremente pero con respeto. También puedes colocar tu relato aquí o enviarlo a la dirección de correo garciatorrijos@gmail.com. Sea como sea, se bienvenido.