07/10/2012 - Sentir la muerte dulce
Era consciente de que la muerte dulce llamaría a su
puerta, pero lejos de pensar en un triste final, sentía que era un alivio
arrebujarse entre sus brazos, rodearse de ese misterio que representa el vacío,
el eterno silencio, la nada y dejarse llevar definitivamente hacía la
serenidad.
Repasaba mentalmente sus últimos meses, reteniendo el recuerdo de las
personas que le habían acompañado; quería despedirse de todos y de cada uno de
ellos, porque empezaba a sentir un cansancio extremo. En su estudio, frente al
ordenador, su lugar habitual, testigo de su ingenuidad, recorría en pensamiento
la lista de esa buena gente con la que había disfrutado.
Recordó a sus jóvenes seguidores que lavaban la ropa en la lavadora de los
sueños, a su amiga de unir puentes solidarios entre los más desfavorecidos,
recorrió la granja de Villarochel sintiendo el gorgorito de aves queridas
revoloteando a su alrededor; recordó el hablar familiar llano y sencillo de
aquella mujer viajera, madura y sensata, de la que aprendió a comerse el tiempo
para que no fuera a escaparse, sin darse cuenta, como se escapa apresuradamente
la vida; recordó aquel cobijo en donde se refugió con palabras bien escritas
que la apoyaron cuando las necesitó; viajó con su mente sobre el mar, posando
su mirada en aquel faro, cuya luz serena le había iluminado en momentos
oscuros; suspiró recordando al hombre sensible que cada día escribía mejor y el
eco de sus palabras cuando no quería que nada le salpicara y entorpeciera
en el camino a esa colina de sueños; sonrió pensando en los buenos
momentos pasados con aquella vital mujer y sus esotéricos pensamientos, que le
habían hecho reflexionar sobre el destino o la casualidad; recordó los escritos
sinceros de quien estuvo a su lado en momentos difíciles.
Retenía sosegadamente los bellos instantes vividos, cuando de pronto...
palideció. Se vio en la cuneta como un fardo envuelto en papel de desprecio y
desaire, en ese mismo instante se abrió la puerta de su estudio.... Venían para
llevarse todo el material informático: ordenadores, disco duro, impresora,
accesorios, etc., porque había prometido finalizar esa etapa virtual para
dedicarse a otras actividades.
Sintió paz en el silencio, calma en la nada.
Cerró los ojos y se abrazó a esta muerte dulce que tanto había deseado para
liberarse de ataduras inútiles y estériles.
Ataduras inútiles pero que creemos imprescindibles y nos parece que no vamos a ser capaces de vivir sin ellas, hasta que la vida nos deja una "sorpresa" y nos replanteamos las prioridades.
ResponderEliminarPrecioso el relato, Anna.
Besos
Gracias Teresa Oteo
ResponderEliminarA veces parece que no vamos a ser capaces de hacer un cambio en nuestra vida, que nos quema la melancolía de renunciar a las ataduras de la cotidianidad... y cuando nos decidimos, como bien dices "la sorpresa" es comprobar que es enriquecedor.
Besos para ti.
Anna J.R.
Cortar amarras con una serenidad estremecedora, dulce, meticulosa pero decidida.
ResponderEliminarAl final sobra lo superfluo, ligero el equipaje, lúcida entrega.
Una "muerte dulce" que te ha inspirado un bello relato para reflexionar y tomar decisiones. Te felicito Anna, besos muchos
Que bonito relato. Has sabido darle un tono especial, una neblina de humo de colores que quita el miedo a lo desconocido, y lo hace asequible y deseado. Perfecto! esto sí es una muerte dulce
ResponderEliminarun abrazo muy grande Anna.
Ha salido del corazón, se nota... Glups, molt maco, molt poetitzat, molt metaforitzat... Lo que nos salva es siempre los afectos.
ResponderEliminarGracias Natalia Tárraco
ResponderEliminarLo superfluo sobra muchas veces, no siempre, pero es cierto que ese soltar amarras y tomar rumbos diferentes, te hace descubrir otros horizontes y abrirte a otros mundos...¡qué bien y qué facil!, sobre el papel...en la vida ya cuesta más.
Muchos besos.
Gracias Montserrat
ResponderEliminaral fin y al cabo abrazar la muerte va a ser lo más seguro de nuestra vida...(cruzo los dedos..jejejeje!...que en el fondo da yuyu, pensarlo), pero realmente la muerte es el sueño más profundo que existe, y eso si que es poético una neblina de colores.
Un abrazo para ti.
Gracias Ramón
ResponderEliminarPalabras del alma y del corazón a veces doliente y demasiado sensible.
Muchas personas pasan por nuestra vida pero sólo muy pocas llegan a ocupar un gran lugar en nuestro corazón y ese afecto de quien se queda si es salvación...
Como ya digo en la presentación, has escrito, Anna, un texto que me parece un bello canto a la amistad, renovarse a veces es como una muerte dulce y figurada. Como el ave fenix a veces es conveniente morir para volver a renacer.
ResponderEliminarMuchas gracias por tu colaboración Anna. Sabes lo mucho que me ha gustado.
Un abrazo fuerte
Jose Vte
ResponderEliminarMe alegro tanto de que este texto se entienda como una expresión del poso bueno que dejan los verdaderos amigos, virtuales y no. Cuando una relación que se establece al primer avatar(sin importancia) se desvanece, es que no era nada.
La relación que permanece es la que hay cuidar y mimar.
Me honra estar aquí. Gracias a ti, amigo.
Precioso el relato, Anna, emocionante.
ResponderEliminarUna muerte virtual que, con toda certeza, promete un renacimiento posterior, un después más sabio y sosegado.
Te honra, querida amiga, la mención a tantos que quieres y te queremos. Es nuestro mayor capital.
Un beso enorme.
Estimadíssima Anna...
ResponderEliminar¿Qué más añadir a las palabras de mis predecesores?
Quizás, sí. Agadecerte, de todo corazón, que sigas plasmando tus pensamientos y sentimientos con estas bellas palabras. Y saberme que estoy contigo.
Un petó molt i molt gran!
Me encantó este relato!! Muy bien escrito y desde el corazon!
ResponderEliminarun abraXo!
Me siento cercana y te imagino traspasando la puerta de Villarochel para darte un gran abrazo y agradecerte personalmente que me lleves en tus pensamientos.
ResponderEliminarNuestra amistad nació del virtual medio bloguero pero el sentimiento, el respeto y el cariño que desprendes hacia nuestras personas tiene poco de virtual.... me siento muy cercana!!
Gracias amiga
Hablas con el corazón, querida Anna y lo sabes hacer estupendamente.Es estupendo poder leer este relato porque tú lo sabes hacer muy bien.
ResponderEliminarBicos
Gracias Isabel
ResponderEliminarEmocionante me resulta reunirme aquí con todos vosotros los que quiero y considero amigos.
Virtualmente he muerto y he renacido unas cuantas veces...¡jajaja! las muertes quedan atrás, no me interesan por aquello que, como dijo Becquer... qué solos se quedan los muertos..." y yo me siento viva, ilusionada,con fuerza para seguir; bien es verdad que en el camino se me quedaron cosas, pero tantas como las que tengo en vosotros, son las que me bastan para motivarme.
Un beso grande para ti.
Gracias MªMercè
ResponderEliminar¿que te puedo decir yo a ti?...que eres mi amiga virtual "con trienios"...¡jajajaja! sentir la fidelidad mútua me llena de verdad y de corazón.
Molts petons.
Gracias Marylin Recio
ResponderEliminarSaber que te ha encantado es para mi un valor añadido...está escrito con el corazón abierto y desde dentro.
Un abraXo tambien para ti.
Gracias MªJose
ResponderEliminarTienes tantos "trienios"como Mª Mercé, con quien algún dia organizaremos una visita a ese Rincon mágico de tu Villarochel. Sentimiento, respeto y cariño es lo que siento por ti que eres una mujer sincera.
Besos, amiga.
Gracias Dilaida(Marisol)
ResponderEliminarEl lenguaje del corazón es directo, (a veces nos hace frágiles)pero es el verdadero hacia los amigos que caminan a nuestro lado, como vas tú.
Bicos para ti.
Y a mí me apena esta muerte, por muy dulce que parezca.
ResponderEliminarUn abrazo
ibso
Por fin he recalado en esta orilla siguiendo el rastro de mi sabueso favorito, no, no soy Zola, soy su jota, pero ella me ha debido transmitir un poquito de su olfato.
ResponderEliminarLo cierto es que me ha conmovido leer esta narración tan bien engarzada que ha resultado una joya del sentimiento, si señora, preciosa narración.
Me he sentido invitada, bueno J.Vte. hace mucho tiempo que lo hizo a participar, pero aunque resulte increíble, no he tenido tranquilidad, la paz suficiente para hacerlo, ahora creo que sí, que ya si se va acercando un momento, será en este mes de Septiembre, seguramente. Muchos besos agradecidos.
Gracias Ibso (Isidro)
ResponderEliminarTe entiendo perfectamente.
pero...después de una agonía, abrazar aquella muerte sirvió para poder seguir viviendo.
ademas el trastero
Un abrazo.
Gracias Emejota (Mª Jose)
ResponderEliminarEl rastro lo has seguido bien, los sabuesos tenemos esa cualidad: un olfato muy desarrollado ¡jejeje!...ojala lo tuvieramos para detectar con precisión el camino que no hemos de volver a coger para no repetir errores.
Muchos besos para ti.
te pongo lo mismo que en el blog de Jose Vte:
ResponderEliminarQue delicia de escrito Anna, como dice Ramón, hay un tinte melancólico, pero no oscuro, hay caricias...
Una abraçada
Gracias Pluvisca(Teresa)
ResponderEliminarMe gusta el concepto de caricias en las palabras.
Melancolia es una emoción que ciertamente nos invade por dentro ante cualquier decisión de separación o final o muerte de algo.
Una abraçada para ti tambien
Volveré con tiempo, estos relatos merecen leerlos despacito.
ResponderEliminarUn saludo
Buenas noches.
ResponderEliminarPrecioso relato de Anna, a la que tuve la suerte de conocer en mi ciudad natal en el mes de Marzo.
Este relato me ha trasmitido serenidad, melancolia y ternura.
Bella frase "recordó a los jóvenes seguidores que lavaban la ropa en la lavadora de los sueños".
A veces nos cuesta cambiar el rumbo de nuestra vida porque hablo por mi, tengo muchos apegos.
Es un relato que dice mucho.
Un petó desde Valencia, Montserrat
Me dejó con la impresión de que al personaje no le gustaba su trabajo.
ResponderEliminarBello relato, que muestra que de nada sirven las ataduras, y en un instante cuando llega la muerte somos completamente libres.
ResponderEliminarUn abrazo.